¡Lo que me inspira!

lunes, 4 de octubre de 2010

D E S E O


En la obscuridad de la noche a través de las penumbras de mi habitación, un ángel o demonio se adentra en los poros de mi piel, agita mi respiración, eleva mi temperatura, sensibiliza mis sentidos, y regocija mi imaginación.

Lentamente comienza a tomar forma y rostro este visitante ¿la reacción inmediata? Tratar de alcanzar con mi tacto su piel, recorrer la silueta de su figura con mis dedos y aspirar su esencia con mi olfato.

Una lengua de fuego consume mi cuerpo, las brasas incandescentes parecieran estar depositadas en el plexo solar y su antecesor el Swadhisthana, como si fuera una alga presa de la marea marina me dejo perder en este océano del deseo.

He quedado ciego ante tal imagen, mis manos son la guía para reconocer la forma de este ser, no dejo milímetro alguno sin palpar, recorriendo el más mínimo detalle de su piel vuelvo a componer su escultural forma en mi mente.

A respuesta de mi acción sus manos igual comienzan a explorarme, en Cada roce se producen latigazos de electricidad hacia mi piel, mis labios pretenden expresar en palabras lo que mi cuerpo experimenta pero son sellados con los besos de mi asaltante.

El tiempo y espacio parecen detenerse, las leyes de la física parecieran ya no tener lógica, las barreras que delimitan nuestros cuerpos se desgarran y apéndices permiten fusionarnos en una nueva creación perfecta e inconmutable.

La maquinaria diseñada con la perfección de un reloj suizo comienza a funcionar, la ejecución de esta danza delimitada por tiempos y movimientos que exige una precisión pero no descarta la improvisación es lenguaje aprendido de forma innata.

Me enseñas lo mejor de ti, te enseño lo mejor de mí, me complementas en cuerpo y sentir, te complemento en cuerpo y sentir, somos espejo de placer profundo, somos sexualidad en labor y progreso.

La naturaleza en toda su expresión se mueve por este contexto, aunque mi moralidad trate de ocultarlo el deseo está presente en este embate, ya no reconozco una parte de mí que no se encuentre sumergida en este mar de lava carnal.

Dolor, ansiedad, deleite incontenible e infinito, combinación de tantas y diversas sensaciones inexplicables pero bien conocidas, toda una experiencia que sin dudar buscaré repetir, deseo que se extiende y anida en cada ser viviente.

Mi cuerpo se transforma en una olla de presión, su válvula de escape ya hace largo tiempo dilatada, a cada segundo transcurrido una presión creciente se encuentra inmersa en su raíz, no hay forma de predecir el momento exacto de la explosión.

Todo mi ser entra en metamorfosis y se licua, una sensación de fuerza de vacío inmensa comprime la extensión de mi cuerpo en un solo punto, mi vida por un momento parece terminar, todo parece haber llegado a su fin.

El geiser se libera lanzando de golpe mi alma y mi esencia de vida, he perdido toda noción de lo que soy y de igual forma toda excitación de mis sentidos se apaga disolviéndome en las penumbras de la habitación, desapareciéndome de la tez de este mundo.

Experiencia casi extra corporal que sólo puedo definir como una pequeña muerte, experiencia que me deja estigmatizado y deseoso de reencontrar para experimentar nuevamente en toda su magnitud…

Abro los ojos, me encuentro en la misma habitación, las mismas penumbras, pero no estás aquí, solo un vestigio como prueba de lo acontecido se desliza en una de mis piernas ¡Fue tan real! ¿Comó que no sucedió?

Fui engañado por mi imaginación, Morfeo me jugó una mala mano al tomar mi deseo como material para su labor. Deseo, ese es el principio de mi perdición por ti, el deseo de tenerte, el deseo de amarte…