¡Lo que me inspira!

jueves, 15 de abril de 2010

Brujas en el viento


De niño al anochecer siempre corría a ocultarme entre mis sábanas, me envolvía cual si fuera oruga en crisálida, procuraba con mis manos y pies sujetar aquellos blancos lienzos evitando así que se me despojara de lo que en ese entonces consideraba mi disfraz perfecto, mi camuflaje durante las tinieblas, ese que era eficaz contra las brujas nocturnas…

Tras la bendición de mis padres y sus buenos deseos para que tuviera dulces sueños comenzaba mi infierno, la luz de mi habitación se apagaba, la puerta se cerraba y lentamente los fantasmas sin rostro se acercaban a mi lecho, algunas ocasiones tenían largas extremidades, otras tantas cuerpos gigantes, nunca eran iguales, pero siempre eran aterradores.

Sus voces eran variadas, sus lenguajes incomprensibles para mi oído, pero natos para el latir de mi corazón el cual se alteraba con solo escucharles, mi cuerpo temblaba imaginando los posibles tormentos a los que me someterían los dueños de tan macabra sinfonía de barahúndas, mi respiración se entrecortaba tratando de hacer el menor ruido posible.

Escalofríos infernales abrasaban mis pies y espalda, confusión total experimentaba, llegado casi el momento de mi fin tomaba valor para de entre mi transe pedir auxilio ¡Haaaaaaaaaaaaaaaaaa Mamá Papá! Gritos desesperados dejaba liberarse de entre mis pulmones, manoteos acompañados de lagrimas rompían en capullo de las sábanas…

Quizá no siempre era así el desarrollo de mis infernales noches, pero si puedo afirmar que siempre era constante el desenlace; entrabas corriendo a defenderme, traías contigo la luz que espantaba mis temores, con tu sola presencia destruías las fantasmales figuras que me asechaban, y con tu voz regresabas la calma a mi exaltado corazón…

¡Fuera de aquí Brujas del Viento! Como se atreven a robarle el dulce descanso a este mi hijo ¡Dejen a este noble niño dormir! No hay nada en él que quisiera dirimir. Esas eran tus palabras que conjuraban la paz total, esas eran las frases que memorice y en mil ocasiones use, pero nunca en mi voz efecto tuvieron, solo en tus labios lo fueron.

En ocasiones a la mañana siguiente me encerraba en remordimientos, te veía partir cansado y abatido, sabía muy bien que luchar contra las brujas del viento era agotador, aun mas lo era consolar mi alma para retomar mi sueño, la culpa me abordaba ya que no encontraba forma de pagar tu noble sacrificio ¿Cómo puede un niño pagarle a un hombre?

Un día sin saberlo como, desperté en un cuerpo diferente, mi entidad ya no era más la de un infante, mis manos ya no eran suaves y mi voz ya no era la de un ruiseñor, era ya un hombre en un mundo de hombres, mis temores ya no estaban en la noche, habían emigrado al día convirtiéndose así en realidad, mi disfraz de tela blanca era ya inútil.

Entre a un mundo totalmente diferente al que estaba acostumbrado, este era un mundo agresivo, maligno, pecaminoso, despreciable, colmado de avaricia y codicia, un lugar digno del infierno, un lugar donde el mas mínimo error se convierte en desastre; y allí estabas tú, firme cual roble, colmado de sabiduría que me enseñarías para luchar en estas nuevas tierras.

Destino cruel, se pensaría que la muerte seria lo único que nos apartaría, nunca pensé ni por un instante que la sangre que me creo al mezclarse contigo, seria la misma que volvería tu mirada fría y malhumorada hacia mí, eres ahora inflexible, inalcanzable, eres ajeno a mi corazón y aun mas para mis recuerdos, ya no te conozco, ya no eres el padre que fuiste.

Este mundo me destruye, no puedo hacerle frente, y como podría si nunca me enseñaste esos conocimientos que tanto espere de ti ¿Cómo puede un niño volverse hombre sin su padre? ¿Cómo puede sobrevivir un hombre con alma de niño en un mundo de hombres? Nunca supe donde fue que te perdí, ¿Dónde fue que tu corazón me comenzó a odiar?

Quizá sin darme cuenta, una de esas noches que peleabas sin tregua hasta morir con las brujas del viento, una de ellas te ataco por la espalda arrancando tu corazón suplantándolo con rencor, quizá se quedo viviendo con nosotros adoptándome como su hijo, encarnándose en la que fuera mi verdadera madre, procurando llegara el día en que nos separásemos.

No sé lo que paso, pero puedo afirmarlo, las brujas nunca me hicieron el daño que tú me has hecho, las brujas nunca mataron mi corazón como tú lo has logrado, las brujas nunca derramaron de mis ojos lagrimas de dolor, las brujas nunca me odiaron como hoy lo haces, las brujas nunca lograron golpear mi cuerpo, nunca produjeron dolor sobre mi piel.

Quiero despertar de nuevo una mañana con el cuerpo que tenía hasta antes de este momento, quiero correr a ti y abrazarte para decirte lo mucho que te amo, pasar un día entero a tu lado, para cuando llegue la noche entregarme sin mayor resistencia a las brujas del viento, porque la gran verdad es que prefiero mil veces morir entre sus manos bajo tormento…

Antes que volver a escuchar de tus labios…

¡Para Mí Ya Estás Muerto!

Granada


Caminando por la vida un día mi contemplación fue robada por un anciano, era un hombre desgarbado de triste mirar que aferraba sus brazos a un canasto de mimbre, se le veía desencajado de esta realidad, pero su persona sitiada por varios vendedores característicos del día de plaza me obligo a acercarme a él para preguntar ¿Qué vendes marchante?

Pregunte vacilante ante el miedo de una mala cara, pensando que quizás así podría comprar su oferta sumando de paso una ayuda monetaria a tan desvalido hombre, y es que no era fácil contemplar estampa tan triste tirada en el suelo, mucho menos era mi intención ofenderle con una limosna, pero verle aferrado a un cesto cual naufrago a madero de su barca importunada, fue motivo suficiente para preguntar.

-Granadas Joven, son granadas lo que este anciano le ofrece, permítame darle la prueba sin compromiso de compra claro esta…

De forma torpe tomo uno de los frutos y con acopio de fuerza partió la piel de tan complejo fruto, con un giro digno de un origamista partió el fruto dejando su rojizas semillas expuestas.

-Tome Joven, ahora ya puede probar.

Nunca antes en mi vida tuve oportunidad de degustar semejante fruto, mil ocasiones le escuche como ingrediente de recetas de cocina y en otras pude verle creciendo en arbustos en casonas, y hasta parques públicos, pero nunca le probé, mi ignorancia fue visible al morder el corazón de esta fruta al creer que sería suave y repleto de pulpa cual naranja o durazno.

Las semillas crujieron entre mis dientes, un amargo gusto se escurrió en mi paladar al moler la blanca piel que les sujetaba en comuna, las sensaciones diversas que se desencadenaron en mi cuerpo deformaron mi rostro colmándolo de muecas.

-je je je je je je No joven así no se come este fruto, hay que apartar la piel blanca de las semillas para después sorber el delicado revestimiento que poseen.

Fue entonces que el rostro de este hombre cansado se ilumino, y cual ave que emprende el vuelo tras sanar de una caída así él se levanto del suelo, tomando una cantinflora de entre sus ropas se dispuso a ofrecerme un trago de agua para pasar tan amargo momento.

Tras tal experiencia me dispuse a degustar de nueva cuenta la granada, pero en esta ocasión aplicando las enseñanzas del marchante, fue cuando realmente pude apreciar el dulce y a su vez acido zumo de tal fruto. Sin perder mi objetivo inicial ofrecí un pago por tales mercancías, pero el señor solo me miro y sonriendo tomo de su sesta unas cuantas granadas más para ofrecerlas si cuota alguna.

-No me debe nada joven, es este servidor el que le debe a usted. Gracias joven por alegrarle la vida a este hombre, por traerle el recuerdo de una juventud pasada ¡Gracias!

Tomando su cesto del suelo se encamino hacia la multitud que pasaba en la calle, perdiéndose poco apoco en la distancia cual barcaza que se aleja del puerto le perdí. Mis sentidos no terminaban de asimilar lo ocurrido, no sabía a que hacía referencia el señor, o siquiera si le había sido ofensiva mi reacción.

Tiempo después pase por el mismo lugar pero el señor ya no estaba, preguntándole a los vendedores intrigado por su paradero, me entere que al poco tiempo de aquel día que le encontré, su cansado andar culmino.

-Siempre se sentaba en ese espacio, nunca vendía nada, no gritaba ofreciendo sus granadas, sólo se sentaba y esperaba a que alguien se aproximara a él, contaba que ese tipo de clientes eran los que valían la pena atender, NO aquellos que prácticamente uno acosaba con gritos, creo estaba enfermo de la mente porque juraba que cuidaba corazonesm, y que por ello no podía ofrecerlos a quien no los mereciera, pobre hombre que Dios lo tenga en su gloria…



Esas fueron las palabras que obtuve de una mujer que ofrecía en la vendimia quesadillas y tostadas…



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¡Granada!

Corazón que en la juventud esta encumbrado de una flor de rojo intensó, seducción que comienza como un capullo, tímido, frágil, en forma de estrella despide rallos rojizos que lentamente se extienden.

Corazón que con el tiempo pierde sus fragantes y ostentosos velos, en presencia de la tempestad o la suave briza, no hay discriminación para tal ocasión, solo el fin es lo común

Corazón que con el tiempo se cierra, reteniendo así en su interior el rojo fulgor de su inicio cual recuerdo de su juventud, testigo intimo en su ser de lo que alguna vez reflejo su exterior

Corazón que crece día a día protegiendo en su interior las promesas de un futuro

Todos en este mundo somos granadas, nuestros cuerpo cambian con la edad pero nuestro corazón es el que inmutable conserva el origen de nuestro ser, crece y se expande, se rodea de amargos momentos pero sigue aferrado a su dulce esencia, crece y se expande con momentos de alegría y de dolor.

Con el tiempo se suelta de su rama que le cobijaba, estrellándose en el suelo libera su contenido asegurando así un legado de su ser, dulce y amarga cobertura se funden como alimento del nuevo corazón, así pasamos nuestra vida creciendo solo hay una duda ¿Quién abrirá nuestro rojo corazón? ¿A quién daremos nuestros dulces momentos?

Esperamos sin saberlo a ese ser que agasajaremos con lo mejor de nuestra persona, y buscamos sin notarlo el fruto perfecto que nos alimente, nada debo a la vida, mantengo mi alma en paz porque igual nada me debe, solo espero en mi rincón sereno y paciente, solo espero…

lunes, 12 de abril de 2010

Naufragio





Zarpamos rayando el alba, encaminamos nuestros sueños en una nueva aventura, encomendándonos al cielo pedimos las venías para un mar calmo y vientos apacibles.

Nuestras ilusiones blancas son las velas de este barco, nuestro esfuerzo y dedicaciónjunto con nuestra experiencia son el casco que da forma a esta barca.

Damos un último vistazo a esté muelle, divisamos en él todas nuestras amistades con diversos rostros, muchos de ellos nos expresan su apoyo, otros incrédulos nos piden declinar.

Soltamos las amarras, levantamos nuestra ancla, las velas son hinchadas por el viento y nos perfilamos hacia el horizonte, nos desplazamos velozmente con fin de alcanzar nuestro sueño.

A lo lejos manchones grises ensucian el firmamento, mas no nos toman por sorpresa ya que no esperábamos del todo un viaje tranquilo, tomando precauciones esperamos el adentramos.

El mar comienza a inquietarse, cambia su color azul turquesa por un color gris, la suave brisa que nos impulsaba comienza a mostrarnos su furia, y el sol que nos iluminada se oscurece.

Alzamos nuestras velas para evitar daños, resguardamos nuestros enseres para evitar pérdidas, y encerrados en nuestros camarotes décimos de nueva cuenta aquella oración que inició nuestro andar.

Las primeras horas se mueven tan lento que parecieran días, las sacudidas que recibimos empiezan a inquietarnos, pero guardamos confianza en la fuerza de nuestra barca.

Las siguientes horas parecieran detenerse junto con el latir de nuestro corazón al percatarnos de oleaje intenso; es cuando comenzamos a planear medidas de emergencia ante tal estampa.

De forma repentina se comienzan escuchar los crujidos de la madera, cual llave de sol inicianel réquiem ensalzado por el aullido del viento y relámpagos cual platillos…

Manteniendo la calma y la mente fría decidimos aminorar nuestra carga, nos es difícil decidir que podemos prescindir en este trance, pero sin más opciones dejamos caer al mar cuánto podemos.

Nuestras pérdidas no cesan, a lo lejos escuchamos el grito ¡Hombre al agua! Nada podemos hacer ya que el mar embravecido de un bocado le engulle, sin tiempo para el dolor proseguimos nuestra lucha para sobrevivir.

El viento y el mar enfurecidos nos atacan sin tregua, de un golpe arrancan nuestro palo mayor, dañan el trinquete, einutilizan el mastelero, ya no poseemos aquellas prendas que nos propulsaban.

Es entonces cuando comenzamos a decaer, es entonces cuando comenzamos a sentir cerca el final, nos encontramos atrapados en medio de la nada, sólo recordamos las palabras de aquellos que nos lo advirtieron.

De momento todo se calma, las aguas comienzan a descender, el viento se convierte de nuevo en suave brisa, y el sol comienza a renacer ¿Es la respuesta a nuestra súplica?

Salimos a cubierta, y contemplamos la magnitud de los daños ¡Nuestro barco ya no puede seguir! Ha comenzado a hacer agua, la gracia maligna nos ha colocado en el ojo de un huracán.

Sólo tropezamos con la primera parte de este cuento de horror, nuestra tripulación cansada no soportará un segundo embate, el casco de nuestra nave garantiza una pronta muerte.

No todo está perdido, una pequeña isla nos espera a unos cuantos nudos, sólo nos queda tomar la decisión final ¿Morir con nuestros sueños? ¿Vivir para intentar de nuevo?

Siempre hay un mañana, y mientras vivamos nuestro sueño podrá realizarse, hemos
entonces de abandonar este barco.

Contemplaremos desde una orilla segura su hundimiento, recordaremos la emoción que sentimos el primer día que pisamos su cubierta, y con dolor le veremos colapsar entre la tempestad.

No nos fijaremos en las pérdidas, no nos fijaremos en el dolor, no permitiremos ser atacados con frases trilladas “te lo dije”, sólo el cobarde permite ser manipulado por la prole.

Sobreviviremos.

Continuaremos.

Sobreviviremos...

Veneno para los sueños.




Los sueños…

Que delicioso aliciente para estos los desterrados del paraíso, un espejismo que esta matizado y ensalzado de nuestra fe y esperanza en alcanzar lo inalcanzable…

Una mentira piadosa que nos permite soportar el calvario de esta vida habitual y estéril, donde nuestra razón nos golpea y enfrenta a la cruda realidad.

El corazón se deja seducir por el suave toque de la esperanza, los ojos se dejan eclipsar por el obscuro manto de la noche, y el cuerpo se entrega a un letargo en espera de que el sueño se cristalice.

Día tras día luchamos en este mundo para crear de entre su imperfección nuestro idílico edén, pero tras cada rosa que plantamos aparece una promesa de muerte, y tras cada columna de mármol que erigimos un liquen amenaza opacarle.

Todo tiene un comienzo y esta seguido de un irrefutable final ¿Por qué? ¡No entiendo! Pero es vacuamente respondido con frases trilladas como el de “la vida simplemente es así, así de lógica”

¡No comprendo! Me reusó a creer en las verdades absolutas.
Tejo con mis palabras el abrigo que me permite mostrarme ante el mundo, construyo con mis manos el sendero que pisaran mis pies descalzos, mi corazón quema sus latidos para iluminar mi vida rodeada de penumbras, y mi mente recrea el paisaje que se vislumbrare al final de mi recorrido ¿Eso es un sueño?
Generación tras generación sacrifica su existencia con el sueño de proporcionar una mejor vida a su descendencia, mi padre me dejo con esa misma responsabilidad ¡Le odio! le odio por atar mi tobillo con tan pesado grillete, por colar su sueño en mi regazo y hacerme creer que es propio.

Pesadillas albergo en mí por tener que vivir el sueño de un segundo y hasta un tercero, de una familia, de una sociedad, de un mundo lógico que simplemente es así, irrefutable y de verdades absolutas, no me puedes negar que un hombre debe de tener una mujer como pareja, porque solo macho y hembra tienen descendencia, y que obvio es el sueño de todo padre, ver la descendencia de su sangre en forma de nietos…

Veneno es lo que he encontrado en mi diario andar, pero no es un veneno cualquiera, es uno muy mortal, es veneno para los sueños ¿Cómo se elabora? ¿Donde lo consigo? Sí sé tus posibles preguntas, y créeme amigo mi respuesta te puede desilusionar ¡Vive! Esa es la forma de envenenar los sueños e ilusiones, es la forma lenta y segura de matar un sueño.

Vivir te obliga a mentir y con ello el abrigo que usas se desquebraja, vivir cansa las manos y con ello se termina el camino que cómodamente recorrías con tus pies desnudos, si aun te queda fuerza y valor pisaras los abrojos que tus manos alguna vez pudieron retirar, vivir amarga el corazón y tras su cambio se apaga la luz de su latir, quedaras a oscuras entre espinas que desgarraran las plantas de tus pies, sangraras hasta la última gota que contenga tu cuerpo, y al punto del colapso tu mente vera que nunca estuvo siquiera próximo de ese edén que espero encontrar al final de su camino.

¡Estoy cansado! y he de confesarte que tengo mucho miedo, miedo de que mis sueños estén ya en su final, miedo de este mundo y su verdad inmutable. Me mantengo aferrado a mi camino que es imperfecto y lleno de huecos, mi consuelo es saber que tu calzada no dista de la propia ¡No! No me estoy burlando de ti amigo mío, y mucho menos pretendo compararme contigo, más bien quisiera ofrecerte un trato: déjame ser parte de tus sueños que yo te corresponderé de la misma forma, el veneno que encontré, tú ya lo posees, lentamente nos está consumiendo, estamos condenados tal y como el resto de este miserable mundo, pero al menos cuando mueran mis sueños mi alma tendrá el consuelo de haber estado un paso más cerca de un edén, y créeme que sé que será reciproco, para bien sumaremos nuestros caminos acortando distancias ¿De forma breve o prolongada? No lo sé, eso lo sabremos si aceptas mi propuesta…

Si tu respuesta es una total negativa, no te apenes amigo mío, nuestros caminos seguirán su curso normal, aunque en el mío quedara una pequeña esquirla de color dorado de una posible ampliación, pero como te comento hay veneno para los sueños a cada paso, y sin quererlo es ingerido en contra de nuestro ideal.

Veneno para los sueños, eso es la vida, somos seres que sueñan en un mundo que es como es, donde todo tiene un comienzo y esta seguido de un irrefutable final ¿Por qué? ¡Te repito que no entiendo ese por qué! Ese por qué, que vacuamente se responde “la vida simplemente es así, así de lógica”

¡No comprendo! Me reusó a creer en las verdades absolutas. Me reusó a ser encasillado en respuestas insatisfactorias…

viernes, 9 de abril de 2010

Enseñanza de Vida, Anterior a la muerte



Un día en el bosque, escuche un árbol caer, el acto duro escasos segundos, el rugido que emitieron las cansadas raíces, cediendo al ser arrancadas de la tierra fértil que le dio cobijo, las ramas quebrándose, los trinos desesperados del miles de pajarillos, y un barullo de hojas al viento, hiso estremecer los latidos de mi corazón.

Las aves que habitaban en los nidos que eran sostenidos por las ramas de este majestuoso ser, se vieron forzadas a levantar el vuelo, muchas de ellas impotentes vieron morir a sus polluelos que aun no sabían volar, o que siquiera habían nacido, otras tantas perdieron su hogar, y solo Dios sabe que más criaturas se vieron afectadas o en la misma situación.

Los rayos del sol se dejaron escurrir a través del espacio que en el cielo boscoso se abrió, la luz ilumino la tierra revuelta que quedo desnuda de toda hoja o posible verdor, solo destrucción pude apreciar, solo muerte pude contemplar, ramas rotas, aves muertas, nidos destrozados, y un vacio inmenso que hacía ver a este bosque como un rompecabezas incompleto.

Tiempo después regrese a ese paraje, por un momento temí ver la estampa de ese día, no sé el porqué, pero tenía que ver el final de este árbol, quería ver que era de su tronco, que era de este espacio de muerte, pero no pude encontrar ese árbol caído, busque por un largo periodo, recorrí las márgenes que calculo mi mente, algo en mi corazón me exigía regresar a este punto, algo en mi alma pedía a gritos retornar, desilusionado y cansado decidí reposar sobre un tumulto de pastos.

Mi corazón se encontraba entristecido, ¡No pude encontrar al árbol caído! Mi mano dio un golpe en el suelo y cual reclamo, del pasto broto un ruido hueco, sorpresa inmensa me tomo desprevenido, al percatarme que bajo mi cuerpo se encontraba ese enorme árbol caído, pero ya no tenía solo destrucción en su alrededor, había muchos árboles visiblemente más pequeños y muchos más germinando a partir de las semillas que dejo caer este amigo al sucumbir.

La tierra revuelta ahora se encontraba repleta de pastos frescos, los cuales se alimentaban de la luz que entraba a través del espacio que dejo descubierto la copa del árbol, Sí, ese árbol, ese que ahora descansaba postrado en suelo, las aves colmaban de nidos ensalzados con el canto de sus trinos todas las ramas de los arboles aledaños, los mismos que tiempo atrás presenciaron la caída de su amigo, era irreconocible el paraje.

Fue cuando comprendí algo tan grande:

Dios me estaba dando una enseñanza de vida, una que se repite desde el comienzo de nuestro mundo y que continuara hasta el fin de los tiempos, La muerte no es el fin, es solo el comienzo de miles de historias, historias que igual fueron anterior a una muerte y vieron sun fin en una, así como la de este árbol. Algún día nuestros cansados pies ya no nos podrán mantener en pie, tal i cual raiz adentrada en la tierra, y así como rugió el bosque al perder uno de sus integrantes, así mismo nuestros seres queridos lloraran, romperán el silencio con sus lamentos causados por nuestra partida.

Como en su momento en el árbol las aves volaron dejando atrás sus polluelos, quedando destrozadas tantas promesas de vida, así en nuestro final mil esperanzas, sueños, anhelos, deseos, planes a futuro, y un largo etcétera, quedaran muertos y cortados de tajo, con nuestra partida pararemos el mundo y cambiaremos las vidas de los que nos rodean.

Pero así como el bosque re enverdeció, cubriendo la tierra desnuda con pasto fresco, y el mismo bosque contempla los retoños de este árbol caído, así nuestras vidas deberán de ser, ¡No lo digo solo yo! La vida es así, así es nuestro camino, esa era la enseñanza que se me dio, no podemos quedar contemplando el árbol caído, aunque su partida nos deja un gran vacío, porque con su caída nuevas promesas retoñaran, nuevas ilusiones vivirán, y un nuevo comienzo se dará.

La herida tardara en cerrarse, el dolor tardara en calmarse, pero existe la promesa divina de que en el mañana nuevamente la alegría retornara.

Porque en cada semilla existe la promesa de vida, la promesa de una flor, la promesa de un comienzo, y la promesa de un final y un adiós, así mis días terminaran en algún momento, dichosos los primeros que se fueron porque serán los que nos reciban y mostraran el nuevo mundo, serán guías y protectores de la nueva vida, dichosos los últimos que se marchen por que serán los que recibirán la mayor bienvenida elaborada por todos los que se fueron antes...

Perséfone



Despierto con el suave aroma de la matutina brisa, mis ojos hinchados parpadean sin cesar tratando de lubricar mis pupilas secas y dolientes ante tanta luz, un suspiro acompañado de un profundo bostezo anuncia el inicio de un nuevo día.

Una crepitación recorre todo mi cuerpo al estirar mis músculos tras el letargo de esta noche que culmino, giro mi cuello tratando de que este retome su movilidad, nuevamente se hace presente un gran bostezo y concluyo estirando mis brazos.

Deslizándome entre mis sabanas trato de salir de mi lecho, deslizándome en mi habitación tomo una bata de baño y busco en el suelo mis suaves pantuflas ¿Sera hoy el día en que le vea? Suspiro tras expresar mi pensamiento en voz alta.

Bajo los escalones que me conducen a una pequeña estadía, prosigo mi camino hacia un pequeño patio trasero donde anhelo verle hoy ¿Sera hoy el día en que le vea? Nuevamente mi corazón me obliga a expresar en palabras su sentir de zozobra

Tras un rechinido la puerta que me aparta de su estampa se abre ¡No aun no ha venido! Desilusionado mi corazón me obliga exclamar al viento mi incomodidad ¡Sé que algún día tendrá que venir! Y alejándome de la puerta me encamino al lugar donde esperaba encontrarle.

¿Cuándo vendrás Perséfone? mis lágrimas son arrastradas por el resoplo matinal, mi corazón es alentado a esperar un poco más su llegada después de todo la paciencia es una virtud de los Dioses, obligándome a sonreír para mostrar una mejor cara decido continuar con mi diario proceder.

En mi mente se crean incontables interrogativas ¿Cuándo vendrás Perséfone? ¿Qué es lo que está pasando? ¿Por qué aun no emerge esa rosa que plante? ¿Será que mis cuidados no son suficientes? ¡Quizá estoy presionándola mucho! ¿Por qué te niegas a venir Perséfone? Día tras día contemplo esa vasija vacía en espera de su flor.

Sin tener respuestas que callen mis lacerantes dudas continúo este día, un día más que será agregado a la gradilla de los días infructuosos, suspirando me creo la ilusión de que mañana venga por fin Perséfone, sin tener consuelo más que el de la esperanza prosigo con mi ritual matinal.

Una regadera empapa mi cuerpo despojándolo de la pereza que aun poseía, no pasa desapercibida en mi la idea de quizá así se encuentre la semilla que plante, quizá se deleite con las frescas aguas que deposito sobre ella, pero nuevamente me asalta la duda ¿Por qué no bienes Perséfone?

Una suave toalla retira la humedad de mi cuerpo dejándolo listo para ser cubierto con las ropas que usare ¿Quizá la tierra que posee mi semilla es estéril? Percepción inmediata que es desatada por el tibio recorrer de la tela de una camisa en mi piel. ¿Cuándo vendrás Perséfone? ¡Ven pronto!

Termina con este invierno y has emerger de la tierra la rosa que espero impaciente ¿Por qué dilatas Perséfone? Ya es tiempo de que mandes una señal de confirmación, algo que me aliente y me indique que mis rezos son escuchados.

Veme aquí como tu madre Deméter, sufro tu ausencia e imploro tu regreso, deja a tu señor Hades Dis Pater Orcus, y trae contigo la primavera que añoro ¿Cuándo vendrás Perséfone? ¿Qué no ves que estoy envejeciendo? Mi tiempo está corriendo y cada día que te niegas a venir es un día menos en mi vida.

Te imploro Perséfone, no te pido abandones del todo a tu Esposo Rey del Inframundo, solo hazme una visita que deje de recuerdo la rosa que tanto anhelo, te ruego te apiades de mi sincero corazón, no pretendo tomar tu corona como Reyna del inframundo, ni mucho menos abusar de tus favores.

¿Cuándo vendrás Perséfone?