¡Lo que me inspira!

sábado, 15 de mayo de 2010

Crédulo Atolondrado


Confía en la palabra del hombre que te mira directo a los ojos, porque solo aquel que se acerca a ser Dios lo hace; nunca te abandonara o traicionara, estará a tu lado en todo momento será tu escudo y espada, será risa y llanto, será maestro y redentor, sombra de tus pasos y faro de tus tinieblas.

Confía en la palabra de este mismo hombre a pesar de que te falle, porque es hombre de carne y hueso defectivo y carente de la perfección divina, pero estarás seguro que en el peligro y la necesidad contaras con él, por ser hombre deberás apoyarlo porque de igual forma necesita de ti.

Confía en la palabra de este mismo hombre a pesar de que nuevamente te falle, porque es aun un niño en su alma y carece de la sensatez que el madurar otorga, requiere de paciencia, de cariño, de consejo para que oriente sus pasos y de brazo fuerte que le guie por la vida para alcanzar sus metas.

Confía en la palabra de este mismo hombre a pesar de que su falla se repita, porque es un ángel carente de malicia y sus decisiones a pesar de ser confusas siguen un plan divino que es imperceptible a nuestros ojos pequeños que son segados ante la gloria de la creación que solo Dios puede con su grandeza contemplar.

Si aun sigues en este camino de credulidades ¡Te felicito! Porque has cerrado el ciclo de la divinidad, eres todo un hombre cercano a Dios capaz de perdonar, en tu camino y palabra la verdad se encuentra, aquel que te nombra su amigo dará su vida por ti, nunca estarás solo, nunca conocerás la pobreza y vivirás eternamente.

Pero si después de esto vuelves a creer en aquel que te fallo, serás la escoria y vileza del mundo, indigno siquiera de ser tomado como desecho. Solo el parasito soporta tantos desprecios de aquel que le posee, porque es su único medio de vida.

Solo el parasito vive con gusto entre la inmundicia y suciedad del que nunca se entero de su presencia, solo el parasito mendiga y se conforma con el desecho del cuerpo, es inmundo, pobre de carácter, vacuo en emoción de autoestima.

Vive como un hombre cercano a Dios, o siquiera como un Hombre con alma de niño…

Fueron las palabras de mi abuelo a mi padre, y de mi padre a Mí, son el legado de esta casta de hombres con nobleza y vocación de servicio, son la firma que precede a la dignidad y el decoro, son la herencia que otorgo en vida a mis amigos y conocidos.

Lástima, verdaderamente ¡Qué lástima! Pensé que eras digno de ser nombrado hombre cercano a Dios, y en su lugar me mostraste lo prángana de tu persona, hundiste mis manos en tu habitad y solo fetidez me dejaste.

Ya no soy hombre cercano a Dios, porque tengo tu estigma como recordatorio de todas las veces que te creí, perdí la razón entre tus palabras, atolondre mis sentidos con tus ojos, y al final cuando desperté de mi embrutecimiento, ya no poseía siquiera alas para retomar mi vuelo a la divinidad.

Lástima, verdaderamente ¡Qué lástima! Pensé que eras digno de mi amistad, te ofrecí mi apoyo incondicional, te di oportunidad de hablar para expresar tus intereses y a pesar de eso sin justificación alguna apuñalaste mi corazón en tantas y repetidas ocasiones.

¡No! Por favor no creas que me destruiste, solo me abriste los ojos, sé que con el tiempo volveré a ser Hombre cercano a Dios, pero tú, tú solo puedes estar seguro que al final estarás solo ya que aquellos que buscan tu amistad tarde o temprano desistirán, y aquellos que hoy en día te la ofrecen, tarde o temprano despertaran como yo, dejando atrás el lastre que puedes ser.