¡Lo que me inspira!

lunes, 29 de agosto de 2011

Poeta


¡Sedúceme! Llámame con tus pensamientos, guíame poco a poco a tu encuentro, construye el idílico nicho donde descansaran mis paciones y demonios, permíteme ser uno con tu imaginación, y en la fusión, crear el nuevo ser que tanto anhelas compartirme.

¡Tócame! Flagela tu piel blanca con mi tacto y mirada, sangra  a torrentes por las llagas, muéstrame tu sangre de negra brea, y regocija a este voyerista con tu alma desnuda, en anonimato me encontrare, sombra seré de tu luz, y el amante que no conocerás.

¡Cortéjame! Excita mis sentidos con tus acciones, deja en mí la necesidad de tener más de ti, rompe mis prejuicios y sumérgeme en el torrente de tus sensaciones, hazme rosar las fronteras del cielo y del infierno a mi entera voluntad, pero siempre de tu mano.

¡Dame el clímax! Atiborra mi alma con tu corazón cual rueda de Ferris, no importa lo lento o precipitado de tu acto, sólo empújame hasta el final donde los engranes de mi fortuna giraran, y poco apoco imitaran tus movimientos, pero siempre sujeto a tu eje.

¡Descansa! Déjame respirar profundamente cual si fuera mi último aliento en este mundo, déjame caer rendido en un letargo reparador, nuestra desnudes se entrega en plenitud, los secretos se disipan, nueva luz se escurre entre las oscuras grietas del alma.

¡No importa el pudor! Déjame decirte de corazón a corazón, las palabras resbalan, pero las emociones se encajan cual espinas de cardo. Mi rostro, tu rostro, figuras enigmáticas, tu alma, mi alma, piezas cedidas en porcentaje, aunque en ignorancia te encuentras del hecho.

¡Amantes clandestinos! Eso somos, pareja en las sombras, en tugurio de alquiler, rincón escondido, o alcoba de blanca seda, no importa el lugar ¡Todo sitio es adecuado para nuestra entrega! Eres amante perfecto que no exige, pero en mí no esperes reciprocidad.

¡Altar de compromiso! ¡Patraña rosa del romanticismo! Somos infieles por naturaleza, no tenemos exclusividad, pues cual jardín de las delicias esta vida es colma de amantes que incitan a la infidelidad, disfrutemos el momento poeta ¡Tienes mi atención!

¡Familia! Descendencia biológica que no encontraras en lo tangible, sólo en la belleza de la memoria y la palabra, sólo el tiempo dirá si tus encuentros son fructíferos en millardos más tanto como en mí, como para iniciar el fuego desencadenado de la pasión.

¡Poeta, amante perfecto! Sigue seduciéndome con tus pensamientos, tócame en las fibras más sensibles del corazón, ¡Cortéjame con tus palabras!  No me dejes apartarme de tus versos, que son  el clímax de nuestras pasiones e infiernos.

 Sumérgeme en la dicha o el dolor, y roba de mi pecho el suspiro del alma. ¡No importa el pudor! Recuerda que conozco parte de ti, y dejas en mí, esencia de tu alma, cual amante cegado seguiré tus pasos, hasta que un nuevo poeta me robe la atención, y me aleje de ti…

jueves, 18 de agosto de 2011

Corazón Alquimista




Recorres los oscuros pasillos de este intrincado recinto. Tus manos cortadas por el paso del tiempo son matizadas por la tenue luz de una candela,  vacilante en la noche tiembla y se aferra a un pabilo. Parafina mecida con el balanceo arrítmico de tu cuerpo cansado.

¡No puedes faltar a tu edicto habitual, eres prisionero!

Un rechinido estrepitoso cual violín desafinado rompe el silencio, una puerta cede ante la escasa fuerza  de tu mano, y ante ti, un aposento sombrío se matiza de colores sepia a la par de tu paso. Cristalerías resplandecientes, contenidos  multicolores que tímidamente brillan.

¿Qué te aferra a mantener impulso rítmico en  tu jornada?

Un baile de luces comienza a surgir. De la tenue luminaria que en tus manos portaste por los pasillos oscuros de esta morada, miles más surgen, se depositan y se aferran a miles de lasos encerados ¡Coronas ardientes de reyes de parafina! Capas blancas que se escurren al suelo. 

¡Contempla la grandeza de tu labor, que con los años crece!

La luz trae a la vida los coloridos matraces, sus contenidos se visten de gala y así como lo hicieron la primera vez tras su creación, vuelven a fulgurar cual si fuese revivido ese momento. Eres el padre de todos y cada uno de los recipientes que aquí se encuentran, no hay distinción, pero si apego.

Recordar es vivir, recordar es morir, recordar es crecer.

Echas un ojo al cielo, y contemplas a través de la oscura noche la posición de los señores del azar, sus tintineantes fulgores te auguran una buena jornada, y en tus labios una descolorida sonrisa tímidamente aflora. ¡Hoy!  Hoy quizás logres el imposible que nunca imaginaste, pero tanto deseas.

¡La fortuna es una musa caprichosa! En sueños nos seduce.

Apresurado y sólo limitado por tu vejez,  procedes a revisar la temperatura de tu atanor, horno filosofal, fiel compañero de trabajo, incansable pieza primordial de tu laboratorio, figura tangible que cual espejo espiritual refleja el paso del tiempo en sus paredes calcinadas. Su cuerpo es mi cuerpo.

¡No hay tiempo que perder, la vida es un instante que rápido se consume!

De tus labios escapa una voz profunda cual trueno en la nube, esparces palabras en rededor esperando ser escuchadas. ¡O señor Paracelso! Maestro de la sal, mercurio, y azufre, permíteme con este fuego, descubrir el cuarto elemento y permutar el alma en pureza y eternidad.

¡La soledad nos adosa a las divinidades!

Un fuelle da aliento de vida al fuego que yace en las entrañas de tu atanor, durante el día puedo escuchar los ecos rítmicos de sus compresiones sin fin. Las lenguas abrasivas, calientan  las cenizas de mis miedos, alegrías, dolor,  pasiones, y un sinfín de emociones pasadas que en tus manos fueron sintetizadas o hechas polvo.  Poco a poco se templan a la temperatura que esta noche has considerado ideal.

¿Cómo saber lo que es vivir, sin experimentar las emociones?

Matraz, crisol portador del conocimiento, copa de sangre que revolotea ante a los caprichos de la temperatura,  sobre una cama de ceniza caliente reposas cual huevo en incuba, ¡Apiádate de este viejo ser que te contempla ansioso! Otórgale el tan esperado resultado que cambiara su existencia, y evita que mi razón se siegue.

El odio es fuego, el amor es fuego. Miedo es frio, insensibilidad es frio…

Espera, tiempo de paciencia que remonta al recuerdo  y precipita la lluvia de fracasos anteriores. Materiales,  elementos carentes de variedad en esencia, pero siempre volubles en cantidad. Proceso,  ciclo determinado por la maestría puesta a prueba, ensayo constante de error y acierto. Resultados, fruto de nuestras decisiones y el trabajo, bueno o malo, siempre dejara conocimiento. 

¡Tus fracasos son sólo preludios del éxito!

La transmutación se efectúa justo a tiempo, el sol del nuevo día no tardara en salir  ¡Es hora de ver los resultados! Experiencia y aprendizaje acuden juntas de la mano a danzar alrededor de semejante festín, te toman por los brazos y te obligan a seguirles sus pasos, seducen, engañan, emocionan, decepcionan, amor y odio.

No hay acción sin una reacción.

Tu enojo explota en todo lo ancho y largo del laboratorio, ¡un crisol más que revienta  vanamente! No fueron buenos los elementos que recolectaste un día antes, todo tu trabajo fue inocuo. No has logrado depurar en esta alma un buen recuerdo y convertirlo en oro, pero guarda consuelo en tus cansados ojos viejo corazón alquimista, porque este fracaso te ha acercado a ti mismo a la purificación que tanto necesito.

El tiempo ¡No cura nada! Sólo entierra en las sombras del olvido. Depurar emociones sana.

Es un nuevo día, las luces de las parafinas se duermen cual abanico que se cierra, pero  tu atanor jamás se apaga, ¡No mientras yo viva y te exija ímpetu y hálito! Caminas a las afueras del reciento que te vio trabajar, y comienzas tu tarea diurna, ¡Recoger de este mundo todo lo que está a tu alcance! El destino determinara la cantidad y el azar dirá el que.

¿Qué son los sentimientos y emociones? No sé su tangible textura pero siento su presencia.

¡O amado corazón, maestro de la alquimia! Sigue trabajando durante el día recolectando emociones, y en la oscuridad de la noche, crea con ellas recuerdos dulces y brillantes cual oro puro, o amargos y lúgubres cual azufre.  Mis fantásticos sueños, o aberrantes pesadillas, sé que son causados por los vapores alucinantes, desechos de tu trabajo empeñado e interminable.

Mientras viva, tu labor no tendrá fin ni descanso alguno.

Tu misión impuesta desde mi creación, sin discusión, sin optativa, hacerme vivir plenamente, purificar mi alma para alcanzar la inmortalidad, y quizás con el tiempo permutarme mi buen corazón de carne en oro macizo ¡No te rindas maestro alquimista! Aun te queda mucho por hacer, y mucho por recoger en este mundo.

lunes, 1 de agosto de 2011

Arlequín



Cuando pise este mundo, mis sueños tenían la gracia de ser sostenidos por poderosas alas. Nada en el firmamento era más grande que mi estrella de la suerte, ni aun en las noches más oscuras su luz centellante se opacaba, siempre alumbraba mis senderos.

Con el pasar de los años tuve que crear mis propias alas, y cortar de tajó las viejas que me sostuvieron por tanto tiempo, sin mirar atrás me arrojé al precipicio, y el viento me elevó a cielos desconocidos donde escribiría mi propia historia.

Mi vida hermosa cual reloj exacto en oro, abrió las alas de mis ojos, abrió las alas de mi corazón, y mi alma pudo volar en plena libertad, mis sentidos despertaron en plenitud y me permitieron conocer el mundo que me rodeaba y que recién descubría. 

Mi vuelo fue impredecible, aventura turbulenta de nubes grises y regocijo apacible en cielos despejados en azul intenso. Tierras diversas pasaron por debajo de mi mirada, y parajes seductores me invitaron a explorarles sin cautela.

En cada lugar conocí a los mejores maestros de la vida. Diversos nombres, diversas enseñanzas. El maestro de la alegría, el maestro del dolor, el maestro del amor, el maestro de la soledad, innumerables e infinitos sus nombres, pero al final un solo apellido. Sentimiento…

Mi viaje inicio sin equipaje alguno, con forme paso el tiempo miles de atavíos cargaba a mi espalda, y mi surcar por los cielos se alentó, poco a poco comencé a perder altura, y pasado algún tiempo en este paraje me deposito el destino.

De mis vestimentas recorte rombos, y les zurcí para crearme un único atuendo. De mis alas cree una carpa que fuese mi morada, y cobijara sueños e ilusiones nuevas.  Mi rostro lo cubrí con la máscara de un felino burlón ante la vida, fruto de la experiencia.

En esta nueva tierra cree un escenario, testigo de nuevas alegrías y fracasos por igual. Compañero cotidiano que me coloca ante miles de espectadores. Afable aplauso es mi sustento y miel que endulza el corazón, abucheo sátiro es mi salpimentado que da versatilidad a mis majares.

Día a día me presento  ante mi público, dando desde el fondo de mí, el alma en su totalidad. Todo es nada con tal de ganar el tan anhelado aplauso, cubro esta plataforma escénica con mis piruetas arriesgando la vida, y al final de mi acto, con la cabeza agachada espero siempre lo mejor.

Arlequín, eso es lo que soy ahora. Un artista sumergido en la austeridad pero indispensable en toda comedia. De mi experiencia en la vida, he creado la sagacidad para burlarme de ella misma y siempre arrebatarle la buena fortuna que me permita existir.

Entre mis visiones, en mis momentos de descanso, veo a lo lejos miles de coloridas carpas circenses, con miles de compañeros dentro de ellas, y es que una verdad innegable de esta vida es que nunca se está solo, pero tampoco suficientemente acompañado.

Somos actores del escenario de la vida. Arlequines ataviados de pobreza y grandeza, somos seres enmascarados con el esbozo del mono y del gato, fieles sirvientes y hasta ingenuos ante los designios de nuestro amo la vida misma.

Esperamos siempre con nuestros actos circenses, robar el corazón de los demás, y ser dignos de sus reconocimientos por medio del aplauso, aunque en ocasiones nuestro público sea cruel y solo la indiferencia sea la moneda con que se nos pague el sacrificio sobre humano realizado.

A veces en este escenario de la vida, sin previo aviso caemos en plena función. El dolor en algunas ocasiones nos permitirá continuar, pero otras no podremos proseguir, y quizás en uno de esos días el golpe sea mortal, y nuestra mascara se partirá en dos dejando ver un rostro inerte.

Vida hermosa, he aquí a este tu arlequín, dame este día el aplauso tan buscado, líbrame de caer ante los ojos de mis espectadores, permíteme robarles un pedacito de sus corazones para alcanzar la inmortalidad con mi talento, y alimentar mi alma con nueva luz.

Llegado el día en que deba volar de nueva cuenta, permíteme pasar por nuevos parajes, más coloridos, más inhóspitos, nuevos maestros y quizás algunos viejos conocidos, todo con tal de madurar este talento y permitirme alcanzar la perfección y la maestría.

Adalberto Armas