¡Lo que me inspira!

lunes, 13 de diciembre de 2010

Reflexión Matinal


Un día por la mañana mientras me encontraba solo, decidí prepararme una taza de café, una tarea cotidiana que no requiere de gran ciencia o esfuerzo, una trivialidad que millones a diario realizamos…

Poco a poco fui llenando la taza con agua fría, con la fuerza de mi mano abrí la puerta del microondas y deje posarse sobre un plato giratorio aquella taza azul que tanto me gusta, la sagacidad de un contador con su calculadora parecía estar en mí al momento de digitar el tiempo preferido sobre la blanca tez del panel de control.

La maravilla de la tecnología al servicio del hombre me dio por resultado una taza con agua caliente lista para mis necesidades, comencé por tomar una cuchara y hundirla en las profundidades tostadas de un recipiente de café, cargada a su máxima capacidad vio la luz de nueva cuenta y comenzó cual nube en plena lluvia a descargar su posesión.

El aroma que reventó al comenzarse la disolución simultáneamente entro en mis sentidos y en mi corazón, removiendo cada fibra de mi mente me hizo tener la revelación más profunda y descubrir lo sublime en lo trivial ¡la vida es como una taza de café caliente! La vida entera se puede representar en una taza de café sin importar: estatus, posición, credo, religión, sexo o edad.

Comienza con la concepción, elementos diferentes que se mesclan para dar paso a un nuevo ser,  de forma fusionada estos elementos que en su plenitud nos dan lo mejor de sus características, comienzan un agotamiento que puede ser a velocidades variadas y terminan con un inevitable fin ¡Desaparecer!

¡La vida es como una taza de café! Hay corazones calientes que pueden quemar la mano de cualquier ingenuo que les quiera poseer, hay corazones fríos que empobrecen la esencia de su existencia y desaíran a quienes le prueban, hay corazones tibios que pasan su existencia sin pena o gloria, existen por existir, fáciles de olvidar, hay corazones exactos precisos en su temperatura, precisos en su esencia difíciles de olvidar por la dicha que nos causan por la grata experiencia de poderles degustar.



Hay corazones obscuros, profundos y fuertes en toda su existencia, corazones que guardan cantidad inimaginable de secretos, amargos por naturaleza difíciles de degustar. Hay corazones que apenas se tiñen, transparentes en su cuerpo, débiles en carácter difíciles de percibir, carentes de emoción y apáticos. Hay corazones con hermosos color  marrón, con secretos ¡Es verdad! Pero posibles de indagar, de buen carácter, de buena esencia.

Hay corazones carentes de dulzura, hay otros tantos que pueden empalagar, muchos tantos con sabor preciso, y muchos más que esperan encontrarlo…

¡La vida es una taza de café! Pequeña o grande en su duración, de transición lenta o rápida según su degustación, repleta de momentos amargos y de otros tantos dulces, de momentos negros y turbios y otros tantos transparentes, cálido como el amor, frio como el miedo, bien ocupada sin dejar nada por disolver, o apenas agitada dejando tanto en el fondo por consumir,  tan variada en sabor y esencia cual existencia misma de la población mundial.

Mi vida es una taza de café y solo espero nunca vea su fin truncada ¡Como esta mala taza que vacío en la tarja de la cocina! Quizás otro día, quizás pronto ¡No lo sé! ¿Cuándo la trivialidad me volverá a sorprender?