Señor del
altiplano, en tus dominios mi vida y mi
futuro descansa.
Penacho
blanco que engalana el cielo azul, bendiciones que nutrenlas tierras de tu comarca.
Vigilas cual
perro fiel a tu doncella inmaculada, señora clemente.
Sueño blanco
de tiempos vetustos que fresco vive en las mentes.¡Historia de amor verdadero!
De tu
entraña el fuego de una pasión, de tu garganta el tremor,
de tu corona
mato blanco de hielo; río que dispersas a tus pies,agua fresca colmada de pureza.
Milenios en
tus hombros descansan. Testigo tácito de la historia.
El
nacimiento de un águila, su crianza y su despegue hacia el cielo,¡Eso y más has presenciado señor!
Cinco mil
cuatrocientas cincuenta y dos medidas para tu gloria;
margen
límite de la liberación de tu rabia ciega en forma de fuego,fuego destructor y de renovación.
Valiente
guerrero de leyenda que el destino robara la vida de su amor.
De tu
sacrificio, la misericordia de los dioses antiguos, y la inmortalidad. Montaña
humeante Popocatépetl.
Tus temperos
vigilan el sueño que te mantiene apacible; tu pueblo teme, y guarda tu
despertar violento. De dos ciudades un sólo nombre actual, ¿Llegaremos
a ver un tercero sumado?
Ho Señor del
altiplano mexicano, difícil de concebir
estas tierras sin ti, sigue vigilando
desde las alturas el transcurso de nuestras vidas, pero, llegado el
momento ¡Tennos piedad!